Capitulo 6
(Nota: Este capítulo es corto. Sinceramente, no estaba muy inspirado al escribirlo, pero quería mantener el ritmo de publicación.
Si no es lo que esperaban, lo siento. Esto es todo por hoy.
Gracias por seguir leyendo.)
Dejando atrás mis sospechas sobre el desafortunado nuevo miembro, me puse a pensar en las diferentes situaciones complicadas de los demás.
Al principio, ver este grupo de chat como algo real fue difícil.
Pero ahora, después de tantas conversaciones, no puedo evitar sentir que los conozco… incluso si nunca los he visto en persona.
Cada uno arrastra su propio tipo de caos.
Stacy-san, con esa sonrisa valiente que esconde el peso de demasiadas decisiones.
Takagi-san, atrapada entre su orgullo y una necesidad frustrante de reconocimiento.
Ikuyo-san, incapaz de estar en silencio, como si las palabras fueran su única defensa contra algo que no quiere enfrentar.
Y Aizawa-san... cuya voz parece venir siempre desde un punto más cansado que el resto del mundo.
Los escucho. Los leo. Y no puedo evitar analizarlos.
No desde la superioridad. Desde la distancia.
Una parte de mí quiere ayudarlos.
Otra parte no sabe cómo.
Y, sin embargo, ese impulso... esa incomodidad...
—¿y si eso también significa algo?
Quizás por eso no pude evitar pensar:
¿Qué pasaría si en mi mundo hubiera un lugar donde las personas pudieran hablar de estas cosas?
No con amigos. No con psicólogos.
Sino con alguien que simplemente… escuche.
Alguien que no espere respuestas correctas, sino humanas.
No sé de dónde vino exactamente la idea.
Solo sé que se sintió... correcta.
No es un propósito todavía.
Pero es el inicio de algo.
. . . .
Pasaron los días y, aunque las ideas sobre ese lugar donde la gente pudiera simplemente hablar y ser escuchada seguían rondando en mi cabeza, un problema más inmediato apareció en mi vida diaria.
Mi entrometida maestra, Shizuka Hiratsuka, se estaba volviendo cada vez más molesta conmigo.
—¿Por qué no participas más con tus compañeros? —me dijo con esa mezcla de frustración y preocupación que nunca sabía bien si era auténtica o solo parte de su papel.
Mi escasa interacción con otros alumnos la había puesto en alerta. Parecía que mi aislamiento llamaba más la atención de lo que creía, y su insistencia no hacía más que recordarme lo diferente que era de ellos, cómo no encajaba en ese sistema ni en esas rutinas escolares.
—No es que no quiera —respondí en una ocasión, esquivando su mirada—. Es que no sé cómo.
Ella frunció el ceño, como si eso fuera una excusa insuficiente.
—A veces, solo tienes que intentarlo. No puedes vivir aislado para siempre, ¿sabes?
Me quedé callado. No era tan simple.
Pero ella no lo sabía.
Mientras caminaba de regreso a casa, con la cabeza llena de esas palabras y una sensación de vacío, una pantalla flotante apareció ante mí, suspendida en el aire.
En letras brillantes y nítidas, apareció el mensaje:
{Clan Slayer se ha unido al chat}
Bueno, este apodo es realmente un poco…
—¿Intimidante? —pensé, arqueando una ceja.
No es que me importe mucho, pero en este grupo, nadie usa nombres comunes ni suaves.
La pantalla flotante parpadeó con la bienvenida al nuevo miembro, y no pude evitar preguntarme qué clase de persona se escondería detrás de ese alias tan agresivo.
Mientras caminaba a casa, noté que Ikuyo-san ya estaba intentando entablar conversación con el nuevo miembro.
"Hey, Clan Slayer, bienvenida/o al grupo. ¿Qué tal todo por ahí?"
No sé quién será realmente, pero en este grupo nadie llega sin arrastrar algún tipo de historia complicada.
Me pregunté qué motivaría a alguien a que se le otorgue un apodo así y qué tipo de caos traería consigo.
Decidí llegar rápido a casa, así que aceleré el ritmo de mi caminata.
Una vez en casa, noté que el nuevo miembro no había dicho nada todavía.
La curiosidad pudo más, así que sin esperar más, piqué en la pantalla flotante y revisé su perfil proporcionado por el sistema del grupo.
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[Análisis de perfil: Clan Slayer / Itachi Uchiha (17 años)]
Nivel estimado: 9-Alto (Nivel 28)
(Capaz de superar a combatientes marciales avanzados y ejecutar genjutsus complejos; excelente en combate táctico y sigiloso)
Potencial latente: 10-Bajo (Nivel 31)
(Puede alcanzar niveles de poder superiores con entrenamiento y dominio completo de su Sharingan y técnicas)
Estado físico: Muy bueno; alta resistencia, velocidad y coordinación.
Estado emocional: Controlado, aunque marcado por conflictos internos y carga emocional.
Estabilidad mental: Alta; con capacidad para mantener la compostura en situaciones críticas.
Rasgos observables:
— Gran dominio del genjutsu y técnicas de ilusiones ópticas.
— Combate cuerpo a cuerpo avanzado, con agilidad y precisión.
— Táctico y analítico, capaz de anticipar movimientos enemigos.
— Perfil reservado, con fuerte autocontrol y presencia imponente.
Habilidades pasivas:
— "Sharingan analítico": Permite anticipar y contrarrestar movimientos enemigos; aumenta percepción en combate.
— "Genjutsu avanzado": Capacidad para manipular la mente de adversarios con ilusiones potentes.
— "Frialdad implacable": Reduce el impacto de efectos emocionales en un 35%; facilita decisiones lógicas bajo presión.
— "Dominio táctico": Mejora la coordinación y ejecución de estrategias en combate.
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La pantalla flotante seguía activa frente a mí mientras me quitaba los zapatos en la entrada de casa.
Ikuyo-san ya había intentado iniciar una conversación con el nuevo miembro tres veces, sin éxito.
Hasta que, de pronto, apareció una línea solitaria:
Clan Slayer:Gracias por la bienvenida. Estoy observando.
Ese fue su primer mensaje.
Ikuyo-san:¿Eres nuevo por aquí? No te había visto antes ♪
Clan Slayer:Podría decirse.
Pasaron unos minutos sin más mensajes suyos. Stacy intentó intervenir.
Stacy-san:Uh... qué entusiasmo, ¿eh?
Clan Slayer:No estoy aquí por entusiasmo.
Yukino:Entonces, ¿por qué estás aquí?
Silencio. Quince segundos.
Clan Slayer:Eso no importa.
Entrecierro los ojos.
Seco, evasivo, lacónico. No busca llamar la atención, pero tampoco está ocultándose del todo.
Habla como alguien que ha vivido cosas que los demás no entenderían… y que ni siquiera intenta explicarlas.
La conversación continuó, pero parecía claro que no iba a hablar mucho.
Así que decidí seguir con mi día.