Cherreads

Chapter 12 - Donde florecen las cenizas

¿Qué harías tú?

Si, tras estudiar y entrenar durante semanas, terminas fallando en una prueba…

¿Lo tomarías como un motivo para exigirte más allá de tu límite? ¿Para superarte y demostrar que aún no has mostrado tu verdadero poder?

¿O sería suficiente para quebrarte por dentro… y hacerte pensar que todo se acabó?

Los estudiantes de primer grado, tras esa prueba, se dividieron.Unos juraron nunca más fallar, dar lo mejor de sí, incluso si eso los destrozaba por dentro.Otros… simplemente se rindieron. Dijeron que esto no era para ellos, que tal vez jamás debieron estar ahí.

Y algo peor que la derrota nació esa tarde:la desconfianza.Ya no se miraban igual.Después de la traición de los bravucones, visible a ojos de todos, el mensaje era claro:no podías confiar en nadie.

Desde entonces… nada volvió a ser igual.

Segundo mes

La academia ya no respiraba vida.Antes, el amanecer traía murmullos de emoción, pasos veloces por los pasillos, discusiones alegres en los comedores.Ahora… solo silencio o suspiros apagados.

Las clases continuaban, pero eran huecas.Muchos ya no prestaban atención.Algunos asistían por inercia, con la mirada perdida en la ventana o en las grietas de la madera.Incluso los reclamos contra los bravucones, aunque frecuentes, no pasaban de ser quejas al viento.

Ash y su grupo parecían estables, al menos desde fuera.Los actos de los bravucones persistían, pero esta vez el grupo decidió no interferir.No por cobardía.Fue por la decisión de Ash:"No necesitamos más enemigos."

Ash no lograba quitarse una sola pregunta de la mente:¿Cómo es que, con el poder de manipular todos los elementos naturales, y con una habilidad única para detectar los puntos débiles de sus oponentes, no pudo activarla en ese momento?¿Cómo no pudo igualar la velocidad de aquel estudiante?

Mientras tanto, las chicas y Kai seguían entrenando con convicción.A pesar del golpe recibido, su voluntad se mantenía firme.Pero la herida en la confianza era más profunda de lo que querían admitir.

Tercer mes

El clima cambió.Las mañanas se tornaban densas, como si una niebla invisible se posara sobre la academia.Muchos estudiantes comenzaban a irse.Otros desaparecían sin siquiera despedirse.Se corrían rumores: que se marchaban de madrugada, que se habían rendido, o que la academia misma los había dejado ir.

Las clases con la profesora Mizuki se volvían más exigentes.Ella no distinguía entre niveles, ni adaptaba la enseñanza según los elementos.Todo en uno. Siempre.Su método era tan despiadado como eficiente… para quienes sobrevivían.

El profesor Saito, en cambio, optó por otro camino.Más humano.Enseñaba a los magos a canalizar su energía en sus armas, explicando cada técnica como si contara una historia.

"El campo de batalla no es un lugar para brillar... es un lugar para sobrevivir."

Los días del príncipe en la academia se volvieron frecuentes.Siempre llegaba en silencio.Siempre observaba al grupo de Ash y Kai.A veces con frialdad, otras con una sonrisa calculadora.Más de una vez fue visto reuniéndose en secreto con los estudiantes del viento.Nadie sabía qué tramaba… pero algo tramaba.

Ash, por su parte, se volvió un espectro en la biblioteca.Día tras día, leían libros enteros —o al menos eso parecía—, saltando de tomo en tomo como si buscara algo que no debía existir.

Los demás no lo entendían.Creían que solo fingía saberlo todo.Que hojeaba páginas al azar y que solo leía lo que le convenía.Pero Ash tenía un propósito:Estaba buscando la mentira.

Los libros decían que ciertos elementos no podían combinarse.Que fuego no cura. Que tierra no protege de ataques mágicos.Ash hacía lo contrario. Y funcionaba.

Cada noche, las llamas le cerraban las heridas.Cada mañana, su piel era más dura, más resistente.Y en medio de todo eso… buscaba los nombres de los autores.No había ninguno.Ni firmas, ni prólogos, ni referencias.Los libros simplemente… estaban allí.

"¿Quién los escribió?", pensaba."¿Por qué todos los aceptan sin cuestionarlos?"

Cuarto mes

El silencio ya no era una excepción.Era la norma.

Los pasillos resonaban con pasos apagados.Los salones se llenaban, pero el murmullo del conocimiento ya no vivía allí.Hasta los profesores parecían hablar más bajo.

La separación entre los estudiantes se profundizaba.Algunos no se saludaban.Otros fingían no reconocerse.

Cada día, alguien más empacaba en la madrugada y se marchaba.

Pero aquel día, al terminar las clases, el grupo de Ash no volvió a su dormitorio como siempre.Fueron al patio trasero.Querían reflexionar. Respirar. Ser ellos.Pero ese lugar también se sentía diferente.El césped antes vibrante estaba seco. Las hojas no se movían.Era como si el aire se negara a moverse, como si el mundo estuviera conteniendo el aliento.

Entonces decidieron caminar un poco más…Y llegaron al gran campo de la academia, aquel donde todo comenzó.

Allí, por primera vez en semanas, pudieron hablar.Y más importante aún…pudieron escuchar el silencio del otro.

—¿Saben? Yo pensaba que al venir aquí haría muchos amigos, y que las pruebas serían… no sé cómo explicarlo, algo divertido —comentó Aurora, deteniéndose mientras se sentaba lentamente, rodeada por los demás.

—Al principio pensé que era puro capricho, pero… ya han pasado muchos meses. En verdad les afectó lo que ocurrió —añadió Lili, mirando fijamente a Aurora.

—¿Pero estaremos así hasta que acabe el año? —preguntó Aurora, con la voz baja, perdida en sus dudas.

—No lo sé —respondió Lili, sin añadir nada más.

—Oigan, pero… nos tenemos los unos a los otros. Yo creo que si animamos a los demás, podríamos hacer que todo vuelva a la normalidad —dijo Freya con una voz delicada y nerviosa.

—Es que llevan ya mucho tiempo así… no creo que funcione —opinó Aurora, acostándose en el césped con ambas manos apoyadas mientras miraba el cielo.

—Si vamos a hablar de eso, ¡yo digo que les demos una lección a esos malditos! ¡Nunca los perdonaré, y tampoco lo olvidaré! —expresó Kai, con rencor y sed de venganza en la voz.

—Ya está hecho. Lo hecho, hecho está. Así que mejor no lo recordemos, pero... —intentó decir Aurora, con enojo, intentando contenerse.

—¿Pero...? —dijo Kai, decepcionado, bajando la mirada.

—Ya no sigas, Kai. Déjalo así —dijo Lili, a punto de enojarse.

—Y si mejor hacemos... —Freya intentó decir algo, pero fue interrumpida por Aurora.

—Kai, ¿qué le pasa a Ash? Este tiempo lo he notado más callado. Casi ni habla con nosotros —dijo Aurora, preocupada, intentando mover a Ash con una mano—. ¡Ashhh! ¿¡Qué haces!?

Pero antes de obtener respuesta, Kai se puso de pie de pronto. Había visto algo.Al héroe Ezra.Cruzaba el patio trasero de la academia.

—¡¿Qué te pasa?! ¡Deja al héroe Ezra, vuelve aquí! —gritó Aurora, nerviosa al verlo acercarse al más fuerte de los cinco reinos.

Todos intentaron levantarse para detenerlo, pero ya era tarde.Kai ya estaba con él.Lo abrazó, con lágrimas en los ojos.

Las chicas se pusieron nerviosas y corrieron con más fuerza para disculparse por la escena.Ash, por su parte, caminaba a su propio ritmo, pensativo como siempre.

—Ayúdanos, Ezra. No sé qué vamos a hacer… —dijo Kai, con la voz quebrada, aferrándose a los hombros del héroe.

Ezra parpadeó, un poco sorprendido, y luego sonrió con ternura.

—¿Qué pasó? Tranquilo… tal vez pueda ayudarlos —respondió con voz amable.

—Lo que pasa es que nuestra clase está muy decaída… —comenzó a explicar Kai—. Después de una prueba que nos puso el director… solo quedamos seis en pie. El director nos miró con decepción. Además, los entrenamientos son muy duros. ¡Ayuda...!

Ezra frunció ligeramente el ceño.

—Vaya… es la primera vez que escucho que el director haga algo así. Luego iré a preguntarle la razón —murmuró para sí.

Entonces, separó con cuidado a Kai, aún con una sonrisa, y les dijo:

—Acompáñenme. Daremos un paseo por la plaza.

Todos se miraron, sorprendidos. Luego asintieron y agradecieron profundamente.Ezra pidió permiso al director, quien les otorgó pase libre hasta el anochecer.Así, emocionados, caminaron fuera de la academia.

La plaza del reino estaba tranquila.El cielo teñido de naranja.Las chicas se sentaron a disfrutar unas manzanas caramelizadas de un puesto cercano.Los demás contemplaban el atardecer, de pie.

Ezra habló mientras mordía la suya:

—A veces, cuando una persona está en lo más bajo… solo necesita un empujón para levantarse.

Todos lo escuchaban con atención, sin decir una palabra.

—Y si ese empujón viene de más de una persona, día tras día… con alegría, con unión… esa energía se transmite. La felicidad, como la tristeza, también es contagiosa. Así que no duden: si ustedes sonríen y se esfuerzan, muchos más lo harán también —añadió, mientras ajustaba su espada al cinto.

—¿Y si esa felicidad o motivación que mencionas, gran héroe Ezra, no llega por su forma de ser? —preguntó Lili con expresión neutra, pero con muchas dudas detrás de los ojos.

Ezra la miró con calma y respondió:

—Todos, en algún momento, encuentran su motivo. Ya sea por alguien… o por algo. Y cuando llegue ese instante, ustedes estarán ahí para darles el primer paso hacia esa razón.

—Pe... —Kai intentó hablar, pero Aurora le tapó la boca suavemente.

—Shh, no lo interrumpas —susurró ella, medio riendo.

Ezra sonrió con más fuerza, y alzando la vista al cielo, concluyó:

—Nunca lo olviden: las derrotas no son más que pasos para la victoria. Caer no significa perder. Significa que estás avanzando. Aprende de tus fracasos, mejora tus decisiones, sigue siendo tú… y controla tus defectos.Cuanto más pierdas, más podrás ganar.

Sus palabras fueron un bálsamo.El grupo las sintió en lo más profundo.Como si alguien, al fin, hubiera dicho lo que necesitaban escuchar.

Con eso, tomaron fuerza.Decidieron apoyar el plan de Freya:motivar a su aula, animarlos, levantar lo que se vino abajo.

Después de todo, ellos también necesitaban esas palabras.Y ahora que las tenían, ya no estaban perdidos.Solo quedaba disfrutar del atardecer, al lado del héroe más admirado de los cinco reinos.

Porque no era solo admiración lo que sentían por Ezra.Era respeto.Y por primera vez en mucho tiempo… esperanza.

Y mientras el sol caía en el horizonte, en sus ojos ya no quedaba solo tristeza, sino una chispa…Una chispa que muy pronto, se convertiría en fuego.

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