El Cairo — 01:15 a.m.
La calma tensa posterior a la aparición del Stand de Lisa Lisa aún llenaba la habitación. Joseph se sentaba junto a Kakyoin, profundamente molesto y desconfiado, lanzando miradas hostiles hacia Leo, quien observaba impasible desde la terraza. Jotaro permanecía cerca de la ventana, alerta, con expresión severa.
Lisa Lisa respiraba profundamente, aún acostumbrándose a la presencia de «Silver Threads». Movió la mano lentamente, y su Stand reaccionó, delicadamente entrelazando sus hilos plateados en el aire frente a ella. Se sintió reconfortada por la conexión inmediata.
Joseph, aún preocupado, finalmente rompió el silencio con voz tensa.
—Esto sigue sin gustarme. Leo es demasiado peligroso, impredecible. ¡Pudo haberte matado!
Lisa Lisa suspiró suavemente, acercándose con calma a su viejo alumno.
—Joseph, entiendo tu preocupación. Pero no estoy aquí por casualidad. Si tengo que arriesgarme para sobrevivir y ayudar, entonces lo haré. Este Stand… puedo sentir su poder. Ahora sí creo que tenemos una oportunidad contra DIO.
Joseph guardó silencio, resignado ante la determinación en su voz. Kakyoin aprovechó la pausa para intervenir con suavidad:
—Ya sabemos qué hace el Stand de DIO. Puede detener el tiempo por unos segundos. Pero conocer eso es nuestra mayor ventaja.
Jotaro asintió lentamente, interviniendo con su habitual sequedad:
—Si queremos tener alguna oportunidad contra él, necesitamos estar coordinados. Este tipo —indicó con desgana hacia Leo— claramente tiene un plan propio. Debemos tener cuidado.
Joseph se puso de pie, mirando hacia la terraza donde Leo aún permanecía imperturbable.
—Entonces supongo que deberíamos al menos escuchar su plan.
Leo estaba quieto, observando la noche, ignorando las emociones que había despertado en el grupo. Cuando sintió a Joseph y Lisa Lisa acercarse desde atrás, habló sin girarse.
—Si vinieron a reprochar, pierden el tiempo. No voy a justificar mis acciones.
Joseph frunció el ceño, apretando los puños con ira contenida.
—No estamos aquí para eso. Queremos saber cuál es tu plan para derrotar a DIO.
Leo finalmente se dio vuelta lentamente, clavando sus ojos fríos en ellos.
—La única manera de derrotarlo es neutralizar su habilidad para detener el tiempo. Para eso, necesito que ustedes lo distraigan y lo obliguen a usar «The World». Cuando esté vulnerable, podré enfrentarlo directamente y absorberlo.
Lisa Lisa miró con firmeza a Leo, serena pero determinada.
—¿Y estás seguro de que puedes lograrlo? ¿Qué sucede si fallas?
Leo mantuvo la mirada fría y distante.
—Si fallo, todos moriremos aquí. Pero no voy a fallar.
Joseph gruñó, frustrado por la falta de empatía en la respuesta.
—Eres un bastardo demasiado confiado.
Leo no mostró reacción alguna ante el insulto.
—Confianza no. Solo hechos. Hasta ahora todo ha ido según lo previsto.
Joseph estuvo a punto de replicar, pero Lisa Lisa lo detuvo con una mano.
—Joseph, basta. Esto no lleva a ningún lado.
Leo aprovechó la pausa para proseguir.
—DIO ya debe estar consciente de nuestra alianza. No tardará en reforzar su mansión. Debemos actuar rápido. Ustedes cuatro entrarán primero. Usen todo lo que tengan para hacerlo sentir confiado. En cuanto intente usar su Stand contra ustedes, yo entraré en escena.
Jotaro, quien se había acercado silenciosamente desde atrás, finalmente se decidió a intervenir:
—¿Y por qué deberíamos confiar en que nos ayudarás cuando llegue el momento?
Leo giró hacia Jotaro sin cambiar su expresión, frío y calculador.
—Porque mi objetivo es absorber a DIO. Mi propia evolución depende de ello. No ganaré absolutamente nada traicionándolos ahora. Sin ustedes distrayéndolo, no podría acercarme lo suficiente.
Jotaro evaluó a Leo un instante en silencio, finalmente respondiendo con una breve afirmación:
—Bien. Por ahora eso basta.
Joseph dejó escapar un largo suspiro, aún escéptico pero resignado a la situación.
—Está bien, lo haremos a tu manera. Pero si algo le sucede a alguno de ellos por tu culpa, yo mismo me encargaré de ti.
Leo no se molestó en responder la amenaza vacía.
Poco después, en una habitación lateral, Lisa Lisa practicaba brevemente con «Silver Threads». Observaba fascinada cómo los finos hilos podían extenderse a largas distancias, interactuar con objetos físicos e incluso cortar sutilmente a través del metal como si fuera aire.
Leo la observaba discretamente desde la puerta.
—Aprendes rápido. «Silver Threads» es poderoso. Úsalo sabiamente y vivirás.
Lisa Lisa giró hacia él con seriedad.
—¿Por qué haces todo esto, Leo? ¿Por qué estás tan dispuesto a arriesgar la vida de otros?
Leo permaneció en silencio unos segundos antes de responder con voz calmada, pero sombría.
—Porque no pertenezco aquí. Mi propósito va más allá de tu entendimiento. Esta realidad es solo una más de muchas que debo visitar. Y en todas ellas, siempre hay sacrificios inevitables.
Lisa Lisa frunció el ceño suavemente, reconociendo algo de humanidad tras su fría fachada.
—Eres más complicado de lo que parece.
Leo se giró lentamente hacia la salida, su voz casi un susurro:
—No realmente. Solo menos humano.
Leo salió nuevamente hacia la terraza, mirando hacia el horizonte oscuro del Cairo. El sistema resonó claramente en su mente:
[Misión principal confirmada: Absorción de DIO]
[Recompensa: Evolución parcial hacia forma humanoide del Stand «The Archive Over Void»]
[Nivel de influencia actual: 78%]
Leo cerró los ojos, aceptando en silencio lo que estaba por venir.
Pronto, todo terminaría. Un nuevo comienzo estaba cerca, y él sería quien lo escribiera.
Detrás de él, el grupo se preparaba para partir hacia la batalla final.